Si trabajas en una empresa, ya sabrás que el riesgo siempre va asociado a tu actividad. Ninguna compañía puede crecer sin asumir que existen una serie de riesgos que ponen en duda sus objetivos. Ahora bien, el hecho de que no se puedan evitar no quiere decir que no se pueda trabajar en su gestión. A continuación, vamos a mostrarte cómo funciona la gestión de riesgos empresariales.

¿Qué es la gestión de riesgos?

La gestión de riesgos ISO, es decir, la definición de este concepto según la norma ISO 31000, abarcaría todas las acciones coordinadas para dirigir y controlar los riesgos a los que puedan abocarse las organizaciones. Con una correcta gestión de riesgos, se aspira a mantener el máximo control ante posibles eventos futuros que no dependen de la compañía. En definitiva, se trata de anticiparse de forma proactiva a los riesgos que aparecen en nuestra actividad empresarial.

Además de identificarlos, otra labor clave dentro de la gestión de riesgos radica en su cuantificación. Para ello, existen métodos científicos que permiten descifrar si un riesgo es asumible o no por la organización. Y, por supuesto, la gestión de riesgos requiere de continuidad en el tiempo. Debe estar bien implantada dentro de la empresa y complementarse con otros sistemas para ayudar a resolver los verdaderos problemas que se presenten.

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Análisis de los riesgos

Analizar los riesgos que afronta nuestra empresa es un proceso que incluye varias fases. Obviamente, en primer lugar se trata de identificarlos, detectar cuáles son las principales amenazas a las que se expone la compañía. A continuación, pasamos a evaluar la importancia de cada uno, y, finalmente, buscamos soluciones para minimizarlos.

Vamos a detenernos un poco en cada una de las fases que nos permitirán realizar un control de riesgos:

Identificar el riesgo

¿Cómo identificamos los riesgos a los que se expone nuestra empresa? Por un lado, tenemos evidencias a nuestro alcance, como puede ser la revisión de datos anteriores. Analizando el pasado de nuestra compañía, podemos identificar problemas que ya nos han podido pasar factura, y que debemos tener en cuenta para no repetir. Por otra parte, existen una serie de métodos que, desarrollados a través de expertos en forma de preguntas, desvelan también posibles riesgos que quizá no estemos apreciando.

Es vital que este proceso de identificación sea lo más sistemático posible. Hay que reunir todas las posibles debilidades o amenazas en todos los ámbitos de nuestra empresa, desde la competencia a nuestros proveedores, pasando por el equipo humano que forma la compañía o la legislación en la que nos movemos. Por supuesto, el análisis DAFO nos puede servir de base para realizar esta tarea.

Evaluar el riesgo

De la enumeración, pasamos al verdadero meollo, el análisis de cada uno de los riesgos de nuestra empresa. Hay que estudiar cada uno en profundidad, buscando sus causas y, sobre todo, sus consecuencias. A partir de ahí, tenemos que calcular la probabilidad de que se produzca cada situación negativa para nuestra compañía, y así podremos medir el nivel de riesgo en el que nos encontramos.

De forma cualitativa, podemos clasificar cada riesgo como alto, medio o bajo. Si nos pasamos a una escala cuantitativa, se deben establecer una serie de valores realistas para los efectos y las posibilidades. En consecuencia, cada riesgo estará cuantificado en unidades concretas. Resulta obvio que tenemos que atender más a los riesgos que puedan generar mayores consecuencias, pero no podemos dejar de lado a los que parezcan más leves en principio y puedan resultar muy dañinos a largo plazo. Por eso, cada riesgo con su propio análisis, por separado.

Soluciones para minimizar el riesgo

Con tanta información a nuestra disposición, es el momento de tomar decisiones. Se trata de planificar acciones preventivas para implantar las medidas que nos ayudarán a minimizar riesgos. Cada una debe incluir un plazo de tiempo para llevarse a cabo, junto a un responsable que se haga cargo de su correcta ejecución.

Resulta importante recordar que se trata de minimizar errores y no de eliminarlos, porque nunca podremos actuar sin riesgos. Debemos trabajar sin descanso con el objetivo de estar preparados ante lo que le puede pasar a nuestra empresa, pero sin perder de vista que no podemos controlarlo todo.

Análisis de riesgos

¿Cómo podemos ayudarte en la gestión de riesgos de tu empresa?

Después de toda esta teoría, vamos a hablar de ayudas concretas para tu empresa. Un sistema de gestión es la base sobra la que pivota cualquier gestión de riesgos. En este sentido, Sap Business One es una solución ideal para pequeñas y medianas empresas porque les muestra su información en un instante, con una interfaz sencilla y potente. Además, su condición de Multiempresa favorece la integración y los flujos de operaciones entre las diferentes unidades de negocio de una misma compañía.

Otra opción es hacerle un diagnóstico completo a la situación de tu empresa. En este sentido, la Consultoría de Negocios que realizamos desde Soluciones Empresariales de Grupo Trevenque analiza cada uno de tus departamentos para elaborar una serie de recomendaciones con las que elaborar la gestión de riesgos en tu compañía. Todo, con la ayuda de la última tecnología que aporte verdadero valor a tu empresa.